- A la de tres vamos corriendo en busca de la felicidad ¿vale?
+ ¡De acuerdo!
- Pero sígueme ¿eh?
+ Siempre lo hago.
- Me tienes que prometer que vas a correr conmigo hasta que encuentres la felicidad y no me vas a dejar como un estúpido corriendo solo.
+ Te lo prometo.
- ¿En serio lo vas a cumplir?
+ ¡Claro! Una, dos.... ¡TRES!
- Eh, pero ¿por qué me abrazas?
+ Porque la acabo de encontrar.
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